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A mí la palabra Ricino me recuerda a las películas que veía de pequeña. Y también al libro mujercitas. Que tiempos y bonitos recuerdos!
Hace unos años, cuando decidí utilizar el máximo de coméstica natural (para cuidar mi glándula tiroidea) probé con el aceite de ricino y bueno, tengo que reconocer que me ha sorprendido gratamente.
Proviene de un arbusto llamado Ricinus Commuris (Expecto Patronum! jaja).
Empecé a utilizarlo por aquello de que mejora el crecimiento de las pestañas y da frondosidad a las cejas.
Tiempo después descubrí las otras maravillosas propiedades que tiene.
Antiinflamatorias y antibacterianas, por lo que es de gran ayuda cuando queremos combatir el acné u hongos.
Su poder regenerante de la piel, ayuda con las quemaduras solares. También con las cicatrices y gracias a sus ácidos grasos, con las estrías y con las durezas de los pies.
En las terapias naturales es un gran alivio para las personas con artritis.
El olor es un poquito fuerte. A mi no me disgusta, pero lo puedes mezclar con aceites esenciales.
Yo utilizo justamente el de la foto. Orgánico y de extracción en frío para que no pierda ninguna propiedad.
Dejaré el link por si te interesa.
Raquel
Raquel