QuiroMasaJe
historias bonitas. TENDINITIS CALCIFICANTE
De todas las historias bonitas relacionadas con mi etapa de quiromasajista y masajista deportivo, me quedo con estas dos:
Mi padre, que e.p.d, era un nadador tardío. Hasta los 65 años no aprendió a nadar, y fue ahí cuando le entró realmente el gusanillo por este deporte y lo atrapó. Iba cada día a nadar. Y nadaba una media de hora y media dos horas. Estaba prejubilado por temas del corazón, así que la natación, o el deporte más bien, se puede decir que lo salvó de una gran depresión.
La historia bonita comienza con una lesión de hombro, una tendinitis calcificante que lo alejó de la natación. Hicimos un tratamiento intensivo de dos citas semanales, durante unos tres meses; Técnica Cyriax, hielo, calor, descontracturante muscular, estiramientos. Y de no poder levantar el brazo más que 10 cm, acabó el tratamiento rotando el hombro como si no hubiera habido lesión. Lloro cuando lo recuerdo. Fue uno de los días más felices de mi vida! Y uno de los más importantes de la suya, porque desde ese día, hasta el fatídico día D por la mañana, siguió nadando su media de hora y media.
más historiAs bonitas. EPICONDILITIS
Y la segunda historia que recuerdo como más bonita ( imagino que tiene mucho que ver los protagonistas), la protagoniza mi madre. Su historia fué una epicondilitis que la tenía sumida en dolor. La «única» solución que le dieron fue, infiltraciones y operación de codo. Y ya sabemos todos como pueden ir esas operaciones…mal y muy mal. ¿Qué hicimos? Terapia manual. Con ella estuvimos menos tiempo, porque es tan buena pupila que ella misma aprendió como darse el masaje. Yo le hacía una vez a la semana, y ella, cada noche, se ponía una bolsa de guisantes para enfriar la zona y soportar más la técnica transversal, y durante cinco minutos iba rompiendo fibras. La terapia con su disciplina hizo que en dos meses recuperara la movilidad y desapareciera el dolor. Sin operar. Sin infiltrar. Sin antiinflamatorios. Con una bolsa de guisantes, técnica y muchas ganas.
Han habido muchas más historias de éxito. Con mis padres , con familia, con amigos y conocidos. Nunca he dejado de practicarlo. He ido ampliando conocimientos y sumando técnicas. Ventosas, Reflexología podal, estiramientos, latigazo cervical, tendinitis, síndrome de piernas inquietas, cervicales, estrés, rotura en fibras de gemelo (síndrome de la pedrada) y un largo etc…